12. Debate Ferri-Justo, en Justo, Juan Bautista, La realización del socialismo, Buenos Aires, Editorial La Vanguardia , 1947. (Artículos: Enrique Ferri, “Partido Socialista Argentino”: páginas 236 a 240 y “El Prof. Ferri y el Partido Socialista Argentino”: páginas 240 a 249)
13. Extractos de intervenciones de diputados socialistas sobre discusiones parlamentarias sobre la cuestión social y la distribución de la propiedad de la tierra.
14. Quebracho (seudónimo de Liborio Justo), Estrategia revolucionaria. Lucha por la unidad y por la liberación nacional y social de la América Latina , Buenos Aires, Gure, 1956. (Páginas 57 a 82)
Contribuciones de los alumnos para la discusión en prácticos:
Aporte de Laura:
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Aporte de Martín
Contribuciones de los alumnos para la discusión en prácticos:
Aporte de Laura:
La bibliografía brindada
para esta clase busca esclarecer los debates de los principales referentes de
la izquierda argentina desde principios del siglo XX hasta el advenimiento del
peronismo. El espectro considerado de izquierda en nuestro país es heterogéneo,
comprende desde los intelectuales del Partido Socialista, hasta los
estalinistas del Partido Comunista, como así también las diversas fracciones
trostkistas que han surgido al fragor de una clase obrera en formación, en
acalorados debates sobre la “cuestión agraria”, “la cuestión nacional”, las
burguesias locales, las estrategias de arribamiento a la revolución socialista
y los importantes acontecimientos a nivel internacional.
Desde fines del
siglo XIX nuestro país ha recibido gran cantidad de inmigrantes del continente
europeo que serán la mano de obra de este país primero agroexportador y luego
enmarcado en la importación por sustitución de importaciones. Muchos de estos
inmigrantes forman parte de los partidos de izquierda, lo cual se toma como una
amenaza por las clases dominantes que responderán con grandes ataques como por
ejemplo la ley de residencia y la ley de defensa social.
Con la creación
del Partido Socialista en 1896,
Juan B Justo libra una lucha
política a través de la democracia parlamentaria en torno a la nacionalización de los extranjeros que en los primeros años
del siglo XX eran tres millones. Instaba a los trabajadores a fortalecer y
luchar por sus derechos votando a candidatos que los representen en el Senado. En estas primeras décadas del siglo XX
surgen en las filas del movimiento obrero “el sindicalismo” que en los
20 adquirió protagonismo, viniendo a
disputar un camino trazado por los anarquistas desde hacia algunos años , ideas
libertarias que se plasmaban en organizaciones obreras, en las que muchos trabajadores
encuentran asidero. Por su parte, el Partido Comunista surge en 1918, enfatizando la unión entre Partido y movimiento
obrero y caracterizando Argentina
como un país dependiente.
Ricardo Martínez Mazzola, doctor en historia de la UBA
escribe el texto “Justo, Korn, Ghioldi. El Partido Socialista y la tradición
liberal” donde retoma a estos tres intelectuales militantes del PS explicando
su tradición y sus debates más importantes con el liberalismo y las tradiciones
politicas en pugna en el país de las primeras décadas del siglo XX. Martinez
Mazzola explica que las lecturas sobre el PS han marcado un profundo
acercamiento con el liberalismo, un liberalismo entendido más propiamente como
un librecambismo. Juan B Justo, fundador del Partido Socialista en Argentina,
en el año 1896, tenia un discurso fuertemente economicista y determinista en la
explicación de las fuerzas históricas que conducen al socialismo. Uno de los
más fervientes debates de Justo, que se evidencia en las intervenciones en el
parlamento, es sobre la población rural, ya que denuncia la especulación que
realizan los terratenientes sobre la renta de la tierra, personajes preocupados
por las ganancias y no por la utilización del suelo. Por esta razón explica,
aún asediado por las fuertes críticas conservadoras, la necesidad de un sistema
fiscal que disuada a los terratenientes de conservar sus latifundios y para que
intervenga entre el arrendatario y el terrateniente para impedir extorsiones a
la población rural que si quiere trabajar la tierra y no especular con ella.
El Doctor Juan B Justo defiende la existencia del Partido
Socialista en su carácter revolucionario, en la confrontación epistolar que
mantiene con el profesor italiano Enrique Ferri, quien de visita por Argentina
critica fuertemente al PS por considerar que no se puede importar un Partido de
Europa cuando nuestro país semicolonial no ha alcanzado el grado de
industrialización de países europeos, industrialización, que dice Ferri, es de
donde nace el proletario, el sujeto que llevará a la revolución socialista. A
estas afirmaciones Justo le replica que el proletario nació de la injusticia y
del despojo, y que Argentina tiene una numerosa clase proletaria a la que se
suman miles de inmigrantes europeos cada año.
Volviendo al texto de Martinez Mazzola, Justo consideraba que
el papel cumplido por la clase liberal habia sido progresivo y hace un rescate
del librecomercio, pues reclama nociones
exactas de economia politica y no vagas ideas de patriotismo que lleven al país
a un atraso. Justo no está de acuerdo con medidas proteccionistas que no serian
beneficiosas para los capitalistas de la industria rural que producen para la
exportación y por tal razón decía que estos debían formar un partido
librecambista. En conclusión lo que Juan B Justo pedia no eran partidos de
ideas sino partidos ligados a fuerzas sociales y el único partido orgánico que
existia (al menos hasta la primera década del siglo XX) era el Partido
Socialista.
El PS tuvo otras dos figuras célebres como Alejandro Korn y
Américo Ghioldi, quienes continuaron con el legado socialista en la década del ´30 y ´40 cuando ya Juan B Justo había fallecido. El primero, admirador
del fundador del partido, planteó un cambio de mirada que pasaba de una
interpretación económica y social del socialismo a una ética. Korn, primero
liberal y luego conservador se pasó a las filas del socialismo etico
influenciada por la filosofia francesa del siglo XVIII. Fue un gran estudioso
de la obra de Juan Bautista Alberdi y a partir de esas lecturas incluyó en el
debate de la sociedad argentina de la época
los problemas referidos a “la cuestión social”. Por su parte Ghioldi
tiene su enfoque en los valores de la tolerancia y la justicia social y
denuncia la amenaza del fascismo no solo extranjero sino también a los
fascistas criollos. Es en este marcado repudio al fascismo que el PS se enmara
en una tradición liberal signada por la importancia de los valores
democráticos, haciendo hincapié en la “libertad” como valor central. Es de este
modo que Ghioldi presenta al socialismo como la continuidad de la verdadera
tradición nacional de democracia, libertad e igualdad. La tradición del Partido Socialista ha sido
marcada por los valores del liberalismo y a la vez expresando siempre la
desconfianza hacia los populismos.
El texto que
escribe Horacio Tarcus, doctor en historia e investigador sobre la izquierda en
Argentina “El marxismo olvidado en Argentina”, en su capítulo 2, despliega una
extensa investigación sobre los intelectuales de izquierda que fueron férreos
participantes de la vida política argentina en los tiempos previos de la
llegada del peronismo al gobierno. La mayor parte de los militantes de las
diversas fracciones de la izquierda consideraban al imperialismo como el
enemigo más importante y caracterizaban a Argentina como una semicolonia. De
este modo Humbert Droz considerará que la etiqueta de semicolonia no es del
todo satisfactoria ya que la explotación imperialista no impide la
industrialización. Continuando en los debates en torno de la Internacional
Comunista, un delegado soviético proponía la etiqueta “países dependientes”
considerando que Argentina sigue siendo feudal pese al desarrollo del capital
extranjero. Los comunistas argentinos proponen un Frente Antifascista,
considerando que el fascismo era el enemigo a combatir en esta embestida
internacional de entre guerras. Por otro lado hay otros militantes e
intelectuales que hacen una lectura profunda de los escritos de León Trotsky,
revolucionario que descartó el carácter
feudal de las sociedades
latinoamericanas, las cuales adoptan un carácter de desarrollo desigual y
combinado, y una tardía industrialización. Los trotskistas van a descreer de
las burguesías locales que en algunos momentos quieren llevar a la liberación
nacional y a partir de este concepto circulan muchos debates y posturas. De
esta manera, en los años previos al peronismo la izquierda desconfia de una
sociedad populista. Según el autor de este articulo tanto el PS como el PC
están incapacitados para caracterizar el momento de crisis y transformación, el
primero por ejemplo considera que había quedado reducido a un partido urbano de
la aristocracia obrera. El PC ya de amplio espectro en cuanto a sus
componentes reinterpreta la realidad
argentina en clave de la oposición democracia -
fascismo. Pero rápidamente este
partido fue perdiendo peso al burocratizarse fuertemente estableciendo un
control exagerado sobre sus militantes.
Horacio Tarcus
hace una investigación de varios intelectuales argentinos de izquierda que son
protagonistas en la historia militante de nuestro país. Entre ellos se
encuentra a Silvio Frondizi, un abogado tucumano, a quien el golpe del 43 y
luego la ascensión del peronismo lo van a desplazar de la enseñanza en
universidades haciéndose parte de la vida social y política en Buenos Aires, un
intelectual que brega por la unidad entre fuerzas afines. El mismo caracteriza
que el desencuentro entre izquierdas y peronismo fue el causante de la pérdida
de oportunidad para deshacerse de la aristocracia terrateniente y clerical.
Otro de los
grandes militantes troskistas de los años 30 fue Liborio Justo, apodado
Quebracho, hijo del General Agustín Justo. Liborio remarca su profundo
antiimperialismo desconfiando totalmente del papel liberador que podrían cumplir
las burguesías locales, a quienes reconoce aliadas al capital financiero
internacional. Liborio Justo debate con otro militante, que es Antonio Gallo,
también troskista, quien contribuye a la teoría del desarrollo desigual y
combinado y caracteriza a nuestro país como un país dependiente semicolonial
avanzado, por su acelerada industrialización en todo el país.
Horacio Tarcus nos
brinda también la historia personal y política de Milciades Peña, un teórico
marxista que comenzó sus estudios desde muy joven y su militancia también de la
mano de “Nahuel Moreno”, otro gran militante troskista que hizo muchos aportes
en la historia argentina. Estas figuras se ven marginadas cuando asume el
peronismo en el 46, movimiento que tildan de bonapartista y aliado al capital
inglés. Milciades Peña nos va a dejar obras muy importantes que emanan de su
extensa investigación de la economía argentina.
El troskismo
tampoco es salvado de la burocratización y el excesivo control hacia sus
militantes, según Tarcus. Cercano al golpe del 55 Nahuel Moreno y otros
troskistas logran algunos acuerdos con
la base peronista exaltando la importancia de un frente antioligárquico. Esta
situación va a desdibujar el espectro de la izquierda y provoca la disidencia
de muchos de los militantes.
- Ricardo
Martínez Mazzola, “Justo, Korn,
Ghioldi. El Partido Socialista y la tradición liberal”, Revista Papeles de
Trabajo, Año 5, N° 8, noviembre 2011, pp. 35-52.
- Debate
Ferri-Justo, en Justo, Juan Bautista, La
realización del socialismo, Buenos Aires, Editorial La Vanguardia, 1947.
(Artículos: Enrique Ferri, “Partido Socialista Argentino”: páginas 236 a 240 y
“El Prof. Ferri y el Partido Socialista Argentino”: páginas 240 a 249)
- Extractos de intervenciones de diputados socialistas sobre
discusiones parlamentarias sobre la cuestión social y la distribución de la
propiedad de la tierra.
- Quebracho (Liborio Justo), Estrategia
revolucionaria. Lucha por la unidad y por la liberación nacional y social de la
América Latina, Buenos Aires, Gure, 1956.
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Aporte de Elio:
Esta
reseña comienza con el texto “El marxismo olvidado en la Argentina:
Silvio Frondizi y Milcíades Peña” (1996), con autoría de Horacio
Tarcus; doctor en Historia por la Universidad Nacional de La Plata, docente de
la Universidad de Buenos Aires e investigador del Conicet y fundador del Centro
de Documentación e Investigación de la Cultura de Izquierdas en la Argentina.
En el
segundo capítulo de la obra, se analiza las distintas posturas de las
organizaciones de izquierda en argentina y América Latina (AL) en el
período 1945-1955. Así se descubren en
el texto una serie de cuestiones en torno a las que girarán las discusiones de
los partidos de izquierda, socialistas, marxistas y organizaciones trotskistas.
En primer lugar, el devenir del
itinerario socialista a la par de lo que ocurría internacionalmente. En
particular la tercera y cuarta internacional. Las definiciones de la tercera
internacional, o internacional comunista tienen influencia decisiva en las
formaciones partidarias internacionales en tanto se adopta una clasificación de
países imperialistas, coloniales o semi-coloniales. En general la ortodoxia,
consideraba a los países de AL como feudales. En contraste con esta visión,
José Carlos Mariátegui va a plantear las especificidades históricas y
económicas del subcontinente en el desarrollo capitalista. En este marco, la
izquierda tradicional argentina se mostró desorientada por los sucesos de entre
´43-46.
El
texto continúa con los aportes de Silvio frondizi. Allí se repasa su interpretación
del Golpe de estado del 1943 rescatando algunos puntos que paradójicamente
resultaron positivos. Estos son la politización de la sociedad frente a la
apatía anterior; el carácter del peronismo como fenómeno social; y por último
realiza una crítica a la izquierda que afirma comete el error de jugar un papel
similar al de la derecha. Esto lleva a Frondizi a rebelarse contra los dos
extremos construidos en ese momento: La unión democrática y el gobierno de
Farrell-Perón. Para los primeros por considerarlo una alianza débil que se
disolvería en caso de que desaparecieran las causas que los aglutinaron.
Los
trotskistas latinoamericanos, en cambio, se mostraron mucho más estimulados
hacia una comprensión específica del subcontinente. Así, se descartaba la idea
de una economía feudal y se planteaba el lugar de país semicolonial, en tanto
dependiente del capital extranjero, pero avanzado dado el grado de desarrollo
de algunas industrias y de los centros urbanos. Se hablaba en su lugar, de un
desarrollo desigual y combinado.
El
texto repasa una serie de autores aportes del Trotskismo que serán de
importancia en adelante; entre ellos se encuentran Hector Raurich y su
discípulo Antonio Gallo. Este último entrará en debate con Liborio Justo acerca de lo que se conoce como “liberación
nacional”. Esto puede interpretarse como el segundo eje que determina las posturas y los debates de los
partidos de izquierda en lo que sigue. La importancia de este debate reside en
que según cómo se interprete la formación del capitalismo argentino, se dará
respuesta a la estrategia revolucionaria a seguir, que es: revolución
democrático-nacional o revolución socialista. En las fuentes propuestas para la
clase se encuentra un detallado debate de estas cuestiones en “Quebracho (seudónimo de Liborio Justo),
Estrategia revolucionaria. Lucha por la unidad y por la liberación nacional y
social de la América Latina”. Allí se encuentra que este debate giró
primordialmente entre Quebracho y Gallo en rededor de cuáles eran las posturas
frente a la estrategia revolucionaria y si la misma podía valerse de la
burguesía nacional en una “primera fase” de liberación nacional para luego
pasar a la revolución socialista.
El
último de los ejes que podrían estructurar este repaso y es el del trotskismo y
las izquierdas frente a la irrupción del peronismo. Las diversas
interpretaciones ya mencionadas del marxismo y la irrupción del movimiento
peronista entre 43-46 y hasta el golpe del 55 marcarán fuertemente los
agrupamientos de este sector. Tal es el ejemplo del impulso de la creación del
PSRN que contó con el apoyo del propio peronismo. Por otro lado, encontramos
las postura frente al peronismo que se articulaba en sentido de combate frente
al fascismo criollo, y que respondían a una estructuración internacional del
marxismo.
En el
texto “El partido socialista y la tradición Liberal” de Martinez Mazzola[1],
del año 2011, se aborda el devenir de la relación del partido socialista con la
ideología liberal a través de los años. Se toman los aportes de Juan B. Justo,
Alejandro Korn y Américo Ghioldi referentes del PS entre 1890 y 1945. El trabajo
señala en primer lugar la visión de Justo acerca de las bondades del
liberalismo, pero entendido éste desde una visión economicista; esto alude a
que el librecambio y que las posibilidades que el capital extranjero, en
búsqueda de nuevos mercados, atraería una obra civilizatoria al país. Luego,
que a partir de este desarrollo, el liberalismo posibilitaría el tránsito hacia
el socialismo. Este papel atribuido al liberalismo o librecambio era entendido,
según Martinez Mazzola en clave de la experiencia de la historia universal en
donde primero se había dado un desarrollo económico que preparara el terreno
para la generación de las condiciones para el socialismo. J. B. Justo describe
que para la argentina los conflictos de las elites dominantes se encontraban
íntimamente ligadas a los intereses que implicaba el librecambio (o el
proteccionismo).
Siguiendo
con el trabajo de Martinez Mazzola, la relación entre el PS y la ideología
liberal según A. Korn hacia 1930 se interpretaba como economicista, es decir,
de librecambio, pero además se le suma una interpretación “ética” de lo
liberal. Se le otorga mayor énfasis a la dimensión ética y a la influencia de
la filosofía francesa en tanto aportaba mayor atención a lo que llama “cuestión
social”. Por último el repaso de Ghioldi argumenta que ante la crisis de fines
de los 30 que arrastraba incluso campos teóricos, y frente a la posibilidad de
surgimiento de totalitarismos, Ghioldi, plantea una mirada “menos negativa y aún
de rescate” de la tradición liberal. A las definiciones anteriores que
argumentaron Justo y Korn, aquí Ghioldi agrega una mirada en clave
económico-social, y moral, pero además ideal y pedagógica. Martinez Mazzola
destaca además que enfrentados al fascismo criollo, Ghioldi y otros socialistas
se vieron volcados a defender primero al valor de la libertad subordinando
otros valores llegando a afirmar que el socialismo es liberal o no es
socialismo. Por último el autor refiere a la relación entre el socialismo y el
liberalismo en términos del rechazo que el PS tuvo hacia los populismos.
Entre
las fuentes consultadas, se encuentra la discusión de Juan B. Justo con el
diputado socialista italiano Enrique Ferri acerca de la situación del partido
socialista en argentina hacia 1908. Ferri, concede que el socialismo es un
partido de ideas, el único con programa. Sin embargo, con su visión advierte
que no tiene razón de ser el PS en argentina, en tanto no existe el necesario
desarrollo del capitalismo y de la industria. No es posible plantear las ideas
socialistas en argentina mientras éste sea un país agrario y exista
disponibilidad de tierras sin explotar; es decir sin poder poner en primer
lugar la propiedad colectiva.
Juan B.
Justo le responde enumerando las acciones programáticas del PS, pero en
particular criticando la idea expuesta por Ferri acerca de que argentina sea un
país en estado agropecuario, en tanto las disponibilidades de acceso al suelo
no están disponibles más que para el latifundio; resultando imposible, a
diferencia de otras latitudes, el acceso a una explotación.
La
misma respuesta ensayada por Justo a Ferri, puede encontrarse en la tercer
fuente de la clase: los extractos de
discusiones parlamentarias. Al igual que en el debate con Ferri, compara la
situación con otros países como Australia y Nueva Zelanda en donde la
apropiación de la tierra fue diferente. Justo, en el acta sobre el proyecto de
ley de Tasa progresiva a la tierra, realiza exposición sobre las condiciones de tenencia
de la tierra en ese momento. Realiza una exposición acerca de la apropiación de
la renta de la tierra y de los motivos de justicia social que fundan la
conveniencia de gravarla. En las discusiones acerca de este proyecto se
encuentra un marcado énfasis en la necesidad de atenuar los efectos que el
latifundio tenía en el desarrollo agrícola y en las condiciones de reproducción
de la clase trabajadora en su conjunto; se argumenta además, con la comparación
con el caso norteamericano y el estudio de un especialista estadounidense que
investiga la cuestión en las provincias agrícolas. Por último, se aprecia una
fuerte defensa del estado de cosas actual, por parte de las exposiciones que
describen el accionar de la Liga Patriótica que responde a los intereses de los
latifundistas; en otras palabras de los privilegios de las clases dominantes
del modelo agroexportador.
[1] Doctor en Historia,
Magíster en Ciencias
Sociales y Licenciado
en Sociología por
la UBA. Investigador asistente
del CONICET con sede en la Universidad Nacional de San Martín y docente de la
Universidad de Buenos Aires.
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Aporte de Alan:
El
texto de Ricardo Martínez Mazzola, analiza los cambios ideológicos del
Partido Socialista
en
relación al liberalismo. Para esta tarea, toma a tres e sus principales
referentes: J.B. Justo, Alejandro Korn y Américo Ghioldi. Según el autor, se
pasa de un análisis económico-social, entendido como “librecambio” a uno
ético-pedagógico, la cual pensaba los valores civilizatorios y las libertades
civiles. Sin embargo, lejos de verlo como algo contradictorio o una ruptura
ideológica hacia el interior del partido, lo considera como una continuidad en el desarrollo de sus
ideas.
El
autor parte de una publicación en La Vanguardia, del 1° de mayo de 1943. La misma plantea como hecho novedoso que, a
pesar de ser la fecha internacionales de los Trabajadores, se centra en la de la constitución de 1853.
También que la misma fue escrita considerando a la tradición liberal como punto
máximo de la nacionalidad argentina. Es por eso, que considera innecesario
plantear si existió relación entre amas tradiciones de pensamiento, sino como
fue cambiando con el paso de los años. En el pensamiento de Justo, podemos
encontrar argumentos principalmente económicos, planteando el carácter
modernizador del capitalismo. En Ghioldi, encontramos argumentos éticos,
poniendo primacía en a libertad más que en la igualdad. El nexo entre ambos, es
llevado adelante por Korn, el cual lleva adelante un “giro ético”, pasando a
considerar el socialismo como un ideal y no de las necesidades materiales de
una parte de la sociedad.
La
parte del libro que leemos de Horacio Tarcus, hace honor a su nombre. El
tema que estudia es en relación a los marxistas que no coincidían con los
análisis y lineas políticas del marxismo “oficial” del PCA, el cual era una
correa de trasmisión de los planteos políticos de la Internacional Comunista.
Ésta, reducía sus análisis políticos a las necesidades en termino de relaciones
exteriores de la URSS.
Dentro
de estas criticas podemos encontrar el como ciertos análisis concretos en
momentos puntuales realizados por Lenin, fueron tomados, luego de su muerte,
como dogmas. Esto generaba el problema de como caracterizar a los países
latinoamericanos: ya sea como colonia o semicolonia. Varios autores/intelectuales/partidos,
no coincidían con esta caracterización general y buscaban estudiar las
particularidades de esta parte del mundo para poder actuar de una manera
política correcta (consecuencia de esta situación, era desacreditado el trabajo
de Mariategui). También se criticaba el cambio drástico de tácticas sin la
explicación pertinente y sus consecuencias, por ejemplo, pasar de una táctica
de “clase contra clase” a una de “frentes democráticos o anti fascistas”.
Muchos de los autores que estudia Tarcus, no se inclinaran por ninguna de las
dos posturas y muchos tomaran como guía de análisis, parte del cuerpo teórico
generado por Trotsky en su exilio en México, principalmente la idea de un
capitalismo con un carácter desigual y combinado.
El
texto también trata en el cambio de muchos análisis de izquierda a partir del
peronismo. De como pasa de análisis
económicos mas coyunturales a planteos mas estructurales, centrándose en la
historia, la situación de las clases sociales y en análisis económicos a nivel
local (brindándole mucha importancia a la cuestión del agro) e internacional.
Por
ultimo, dedica mucha atención a dos intelectuales: Silvio Frondizi y a
Melciades Peña. Nos cuenta cuestiones en relación a sus biografiás
personales y políticas y como a partir
de ciertas cuestiones fueron radicalizando en sus pensamientos hasta
convertirse en dos intelectuales revolucionarios.
El debate
entre Ferri y Justo, se produce a partir de una conferencia que da el
primero el 26 de octubre de 1908. El primero considera que en Argentina no se
puede crear un Partido Socialista, porque el país se encuentra en una fase
agropecuaria. Que a pesar de que exista uno con ese nombre, en realidad es un
partido obrero, que posee un programa económico y es un “partido radical”, en sentido
europeo, que tiene un programa político.
Juan
B. Justo le contesta de una manera tajante, criticándolo tanto personalmente
como política y teóricamente. Entre varias cuestiones menciona que el PS es el
único partido en el país que tiene un programa, a diferencia de los otros que
solo buscan cargos y son personalistas. También que El Capital plantea “la
teoría moderna de la colonización”, la cual describe la situación de países
como el nuestro y como es llevada adelante la explotación capitalista y la
función que es cumplida desde el estado en relación a la posesión de la tierra.
Y cierra diciendo que si el país se encuentra en una “fase agropecuaria”, hay
que desarrollar más aún una política agraria para sumar al PS a los
trabajadores agrarios.
Claramente
podemos observar en ambos autores (aunque en Ferri es más claro), su carácter
etapista y por ende reformista. Y también, la incapacidad del italiano de
entender a la economía capitalista como una economía única a nivel mundial y la
división internacional del trabajo.
En Extractos
de discusiones parlamentarias podemos encontrar distintas presentaciones de
proyectos de ley en el congreso en relación a la cuestión agraria, donde se
trata de mejorar las condiciones de vida de los trabajadores. Ademas, se
plantea que es necesario esta cuestión para desarrollar el país, ya que se
considera que las grandes extensiones de tierra, es decir el latifundio, no lo
permite. Ademas, de como sus propietarios, tienen varios beneficios fiscales,
especulan para re-venderla, llevan
adelante contratos de arrendamiento por pocos años (o directamente uno), lo
cual no permite a los peones (muchos de ellos extranjeros), mejorar las
condiciones de la tierra y su infraestructura. También se genera el problema
del éxodo del campo a la ciudad, ya que la concentración de tierras en pocas
manos, no da la posibilidad de estabilidad, proponiendo como solución la
creación de cooperativas agrícolas.
La
ultima parte del trabajo, es una critica del PS a la Liga Patriótica y una
defensa de la misma por parte de los sectores conservadores.
Liborio
Justo, nos dice en el planteamiento de la cuestión nacional, que es el
proletariado el único que puede lograr la verdadera liberación nacional. Que a
pesar que la burguesía nacional apunte a dicho objetivo, el miedo al
proletariado organizado la va a terminar poniendo, más temprano o más tarde,
junto a la gran burguesía internacional. Sin embargo, dice que se la puede
apoyar, pero siempre se tiene que desmarcar.
No abondar sus tareas de educar a las masas, de organizarlas y de mantener la
independencia política. También plantea como clave poder lograr la unidad
obrero-campesina, pero es el proletariado quien lleva adelante la tarea de ser
la vanguardia. Al mismo tiempo, plantea la teoría de la Revolución Permanente,
entendiéndola como la continuidad ininterrumpida de la Revolución, en oposición
al estalinismo y su visión de “socialismo en un solo país”.
En
relación a la Segunda Guerra Mundial, plantea que la Argentina no debe ser
arrastrada a participar de una guerra que le es ajena. Que se debe luchar
contra ambos imperialismos, que ambos oprimen y explotan. No existen
imperialismos “buenos” y otros “malos”. Se debe lograr la liberación nacional de mano de la
Dictadura del Proletariado.
Bio: Doctor en Historia, Magíster en Ciencias
Sociales y Licenciado en Sociología por la Universidad de
Buenos Aires. Investigador asistente del CONICET con
sede en la Universidad Nacional de San Martín y
El
texto elabora las ideas de Liborio Justo ya reseñadas en otra reseña.
Fundamentalmente, se destaca el diagnóstico de la necesidad imprescindible de
la liberación nacional frente a la opresión imperialista, como condición para
la revolución proletaria. Cita a Lenin para argumentar que la contradicción
crucial es entre naciones opresoras y oprimidas, siendo esta relación de
dominio lo que traba el avance del capitalismo sobre las últimas, y por ende,
lo que traba el avance de las fuerzas de la historia que conducen al
socialismo. Considera que existe una burguesía nacional con potencial para
liderar una revuelta emancipadora, pero que sus vínculos con el capital
extranjero y su recelo del proletariado conduce a que prefiera continuar bajo
la opresión imperial. Por ello, el verdadero sujeto revolucionario de las
naciones oprimidas es el proletariado en alianza con el campesinado. Rechaza
asimismo la idea de que la lucha contra el imperialismo sea la lucha contra la
burguesía; en otras palabras, la primera no reemplaza la última, aunque ésta no
sea prioritaria. Denuncia todo imperialismo, tanto el liberal y “democrático”,
como el fascista o el soviético, y critica a los socialistas que hacen “elegir”
uno por sobre otro.
Consideramos
que resulta una crítica extemporánea la de tratar de liberales a los
socialistas con anterioridad a la crisis del ’30, o incluso en las postrimerías
a la misma. El motivo es que, con anterioridad a ella, el sistema monetario
internacional se encontraba regido por el patrón oro-libra. Este sistema, como
todo sistema de convertibilidad, requiere apertura de las cuentas corriente y
capital. Ello lógicamente imposibilita la absorción de shocks externos mediante
ajustes cambiarios o su rechazo mediante limitaciones al comercio o controles
de cambio. Esto último es especialmente cierto por la dependencia crónica que
una economía primaria y periférica como la Argentina, tiene con respecto a los
flujos de crédito externos para sostener los desbalances del sector externo en
un marco de crecimiento interno. Bajo este régimen mundial plagado de
restricciones a los márgenes de maniobra de la política económica nacional, una
postura socialista que apuntara a mejorar la participación en el ingreso y las
condiciones de vida de la clase trabajadora sólo podría acudir a las siguientes
políticas: mejoras de salarios a costa de las ganancias; expropiaciones directas
o bien mediante impuestos; mejoras en los servicios públicos; reducciones de
aranceles a las importaciones que abarataran el costo de los medios de vida de
los obreros (en un marco donde la industria no es un demandante de empleo
determinante). ¿Qué queda necesariamente afuera? La posibilidad de déficits
fiscales y expansiones monetarias destinadas a realizar políticas de ingreso o
impulsar la actividad y el empleo de manera contra-cíclica. También, como
dijimos, quedan excluidos la protección cambiaria, la administración
planificada de las divisas mediante controles, y el control a las
importaciones. En otras palabras, no hay margen para utilizar la mayor parte
del herramental de cualquier política de industrialización sustitutiva. ¿Cuándo
se abre dicha posibilidad? Cuando se rompe definitivamente el patrón oro-libra,
luego de la crisis del ’30, las monedas comienzan a fluctuar, y las economías
de las grandes potencias comienzan a cerrarse, generando las condiciones de
posibilidad, fundamentalmente monetarias, para el conjunto de políticas
enumerado. Sólo entonces puede coherentemente tratarse de “liberales” (no sin
cierta extemporaneidad, por lo reciente de los acontecimientos) a las denuncias
que los socialistas realizaban sobre los gobiernos “conservadores” de los ’30
por la “heterodoxia” de la diferenciación del tipo de cambio, los controles al
comercio y las políticas expansivas. Lógicamente, este marco de relativa
restricción a los movimientos de capital se sostuvo en la post-guerra, ya institucionalizado,
bajo el régimen de Bretton-Woods. Por otra parte, también cabe destacar que,
mientras bajo el régimen liberal decimonónico la suba de salarios era reducción
de ganancias (como señala Marx al ciudadano Weston), la ruptura del patrón-oro
y la mayor flexibilidad monetaria abre la posibilidad de fenómenos
inflacionarios generalizados y sostenidos; lo cual supone cierto límite a este
mecanismo como política redistributiva.
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Aporte de Iñaki:
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Aporte de Iñaki:
Los
textos que se incorporaron para el debate de la clase como bibliografía son
aportes de Martínez Mazzola que es investigador del CONICET-IDAES, sociólogo,
Dr. En Historia, Mg. en ciencias sociales, y escribió en 2011 varios apuntes
sobre el partido socialista, desde varios aspectos. En segundo lugar se
encontró el texto de Tarcus, quien es Doctor en Historia por la Universidad
Nacional de La Plata, docente de la Universidad de Buenos Aires e investigador
del Conicet, y tiene a lo largo de su carrera varios análisis sobre el marxismo
en Argentina, que en este caso se analiza su conspicuo titular que habla por sí
mismo, “El marxismo olvidado en la Argentina: Silvio Frondizi y Milciades
Peña”. Para complementar los análisis bibliográficos, además se cuenta con
fuentes primarias de autores involucrados, tanto desde discusiones
parlamentarias de diputados socialistas entre 1917 y 1919 (Repetto, Juan B.
Justo, entre otros), junto con el histórico intercambio entre Ferré y Justo
luego de la conferencia brindada por este primero al visitar el país en 1909
(editadas por La Vanguardia en 1015); y luego una lectura de reflexiones de un
autor involucrado en la militancia histórica del partido socialista como es
Liborio Justo (escribe con el pseudónimo de Quebracho) .
Los textos proponen una propuesta de discusión sobre el pensamiento de
los partidos de la denominada izquierda tradicional y sus principales
modificaciones entre 1915 y 1945, enmarcados en una sucesión de hechos
sumamente trascendentales en la historia mundial como lo son la primera gran
guerra, la revolución bolchevique y la transición a una segunda guerra mundial.
A su vez, las discusiones denotan una clara deducción por parte de la gran
mayoría de los actores sobre la caracterización de la fase imperialista del
capitalismo, y la división internacional entre países imperiales y colonias
(incorporan semi-colonias en lectura de Lenin)[1].
Es básicamente sobre esta contextualización de la evolución de la historia
mundial que se enmarcan las discusiones de época y las diversas posturas
tomadas por los actores políticos en discusión.
Como reflexión general me llevo para la discusión en clase que la
izquierda tradicional tuvo muchos problemas en adaptarse al nuevo mundo que se
sucedió luego de la primera gran guerra, sobre todo si se le incorpora el crack
del 29 y los cambios en la economía local. Se dieron varios contrapuntos sobre
la posición tomada por la Internacional Comunista y las maneras de encarar las
alianzas políticas en pos de avanzar en una lucha por el Socialismo Mundial. A
la par de estos contrapuntos, es que surgen algunos debates interesantes al
interior de los partidos de izquierda, aseverados por el exilio de Trostky
–consolidación de Stalin en Rusia-, el surgimiento de un trostkismo
latinoamericano en paralelo con el auge de Mariategui en Perú, entre otros. En
esta sucesión de hechos trascendentales es que se dan diversas posiciones y
posturas sobre si las luchas en Iberoamérica definido casi por todos como una
semi-colonia debería atravesar por una disputa de liberación nacional –en una
alianza entre burguesía local y clase proletaria- en pos de una revolución
democrática-burguesa, o pugnar por la lucha de la revolución socialista son
incorporar como principal la disputa imperio-colonia, sino pregonar la alianza
proletaria-campesina (en un extremo de las posiciones) y despojar de manera
conjunta a la burguesía local ya acomodada y con un statu-quo que necesitaba de
las relaciones imperialistas para fomentar su plusvalía y reproducir sus
condiciones[2].
Luego de enmarcar brevemente la época, se puede denotar que estas
disputas por la caracterización de la prioridad en las estrategias políticas,
fueron estableciendo condiciones para lo que algunos autores determinan que fue
el corrimiento de los partidos tradicionales a posiciones de pregonar por una
disputa democrático-burguesa de índole liberal, como contraposición de un
nacionalismo naciente enmarcado desde la segunda guerra mundial[3],
y en Argentina con su expresión clara y concreta desde el Golpe de Farrell en
1943. Esto es lo que define Tarcus de que los comunistas pasaron de la táctica
del Frente Obrero a la del Frente antiimperialista –y Frente Antifascista-, es
que identifican su enemigo al fascismo criollo.
Es muy interesante cómo a partir de los textos incorporados para el
debate se traslada de una posición muy clara descripta por Mazzola en la cual a
través de las voces de referentes del Partido Socialista (Justo, Korn,
Ghioldi), describe cómo se tomo postura dentro de las líneas divisorias en los
párrafos previos, por una alianza con el ala liberal histórica de la Argentina
e históricamente opuesta a los orígenes del Partido Socialista. Es importante
que en su análisis el autor incorpore un argumento trascendental de que si bien
Justo plantea el librecambio como instancia necesaria para el desarrollo de las
fuerzas capitalistas y luchas contra la oligarquía –y fase previa a la
posibilidad revolución comunista-, la postura de los autores subsiguientes
fueron cada vez de mayor conexión con el liberalismo en términos democráticos y
culturales. Incluso acompaña esta toma de postura a través de la incorporación
de Sarmiento en una línea histórica representativa para los referentes
socialistas, en su rol de pedagogo anti-barbarie.
Por su parte, Tarcus, aporta que los años ´30 fueron de crisis y
transfiguración, y en los ´40 surge un nuevo perfil de sociedad que se mantiene
hasta los ´70, en donde el nudo histórico se da entre el 43 y el 46 en donde se
configura y asume el Gobierno el Peronismo. El PS aparece más que como el
partido socialista obrero de sus orígenes, como un partido urbano propio de la
aristocracia obrera y los sectores medios plebeyos. El PC también se unificó
con una tradición liberal –liberalismo decimonónico-, en donde llevarán
adelante la puja de una transformación de la sociedad “semi-feudal” a una
economía uniforme de tipo capitalista. Describe e autor que la situación de la
izquierda “tradicional” era de tendencia de secta política, subsumida en la
desorientación hasta que asumen Silvio Frondizi y Milciades Peña las ideas
socialistas.
Es interesante que el autor deje algunas reflexiones de cómo los
involucrados que toman alguna distancia con la línea ortodoxa de la IC, son
quienes luego van escalando en involucramiento y discusiones. Frondizi por su
parte toma distancia de la Unión Democrática, y considera que es un error
plantearse en alianza con esos sectores. Por otro lado, si bien en este
capítulo Tarcus introduce al personaje de Milciades Peña, en donde denota su
profunda admiración por él, deja en claro que el autor realiza análisis de
estructura social y económica que excede en mucho las visiones de la ortodoxia
de los partidos tradicionales.
Después Tarcus introduce las discusiones entre Gallo y Liborio Justo,
en donde se deja claro que más allá de las diferencias entre los dos, existe un
paradigma de pensamiento en el cual no se lee de manera directa y evolucionista
esta realidad sino que se parte de los análisis imperio-colonia. Gallo define a
la Argentina como un país “semicolonial avanzado: transitorio entre un país
capitalista avanzado y uno colonial atrasado”. Del luego texto de Liborio Justo
es interesante cómo critica la posición tomada en el pacto Roca-Runciman, que
lo sintetiza como nuestro sometimiento económico, y por ende, político. Además,
Quebracho, toma alguna posición sobre la dicotomía “Liberación nacional o revolución
socialista”, y plantean que la burguesía argentina, a diferencia del resto de
los estados indoamericanos, ya hizo su revolución, en el sentido de que el país
posee una economía en cierto grado propia, un Estado bien organizado y un
aparato de represión formidable, y por lo tanto no tiene el menor propósito de
lanzarse en una revolución anti-imperialista. “El mundo debe regirse conforme
al capital financiero internacional o conforme al régimen socialista
internacional”.
Dejo una reflexión de Tarcus que plante que “toda la crítica de las
organizaciones troskistas a los partidos de la izquierda tradicional –PS y PC-
no impidió que, a su turno, se reprodujesen en sus filas- ciertamente que a una
escala menor- los mismos fenómenos de burocratización y dogmatismo que
denunciaron los demás. Fenómenos similares a los descriptos a propósito del
morenismo ocurrieron en las organizaciones que, de un modo fuertemente
centralista y personalista, lideraron, cada uno a su modo, un Jorge Aberlado
Ramos y un J. Posadas.” De parte de esta crítica es que considero que él
elabora dos corrientes fundamentales que se expresan en la izquierda, por
un lado Rodolfo Puggrós, J. A. Ramos,
que consideraban que la clase obrera tenía que apoyar al peronismo hasta que
Perón hubiera realizado la industrialización y por el otro una corriente
trostkista –socialista revolucionaria- que consideraban que el peronismo era un
gobierno patronal, que para estos ninguno de sus objetivos pueden darse sin que
la clase obrera tome el poder y liquide a la patronal nativa, que es socia y
agente del imperialismo.
En últimas palabras, a modo de reflexión de lo que se trasluce como los
conceptos económicos de la época son interesantes los debates de referentes
socialistas en el congreso sobre la visión de la actividad agropecuaria que
explota en su manera de ver a un trabajador rural, del cual ellos pregonan que
debería ser el que sujeto a modificaciones en la distribución de la tierra le
podrían dar al país un nuevo empuje productivo. Por lo que observan que una
producción a cargo de latifundios y oligarquía no reproduce las mejoras para el
sector, en paralelo con alianzas con determinados actores de los capitales
comerciales e internacionales. Estos textos, junto con algunas visiones de
Liborio Justo dejan en claro que tenían una visión de lo denominado como patrón
de acumulación agroexportador no del todo conformada.
Por su parte, también queda en claro la visión marxista que sustenta la
visión imperio-nación y el desarrollo desigual (ya Trotsky hablaba de este), y
que domina la escena del pensamiento. Por su parte, otro aspecto que resalta es
cómo casi todos ven cambios sucedidos a partir de la década del ´20 y sobre
todo del ´30 con el Plan Pinedo a modo de ejemplo, conflictos al interior de la
clase ganadera con la “carne enfriada”, etc.
[1]
Lenin escoge a la Argentina como ejemplo de países que tienen una dependencia
financiera y diplomática, al punto que como señala la cita como que “se halla
en tal dependencia financiera con respecto a Londres, que casi se la debe
calificar de colonia comercial inglesa” (Lenin, Imperialismo fase superior”).
Acá se inscribe una tradición comunista de dividir de manera tripartita los
países entre imperialistas, coloniales y semi-coloniales. (Tarcus, H.)
[2]
De todas maneras, Tarcus incorpora que Trosky por su parte realiza un
acercamiento a la realidad local, en parte por su exilio en México, y
circunscribe las dificultades para el desarrollo del capitalismo en estos
países. Reconoce la posibilidad de una alianza anticapitalista –burguesía
local, campesinado y proletarios-, para resistir fuerzas del capitalismo
extranjero. Parte de esto es que apoya la nacionalización del petróleo que
lleva adelante Cárdenas en México. Otra diferencia con la IC, es la mirada
sobre la revolución agraria, que para éste tendría que ser llevada adelante por
una alianza obrero-campesina y que podría darse sin detenerse en la etapa
“agrario-democrática” impulsara una transformación revolucionaria de estas
sociedades en el sentido socialista.
[3] “Como aclara Hosbawm, desde 1945 el mundo colonial se
ha transformado en un mosaico de estados nominalmente soberanos. No se polarizó el mundo sino que amplía la
diversidad de figuras intermedias.” (Tarcus).
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Aporte de Omar:
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Aporte de Omar:
Justo,
Korn, Ghioldi. El Partido Socialista y la tradición liberal – Ricardo Martínez
Mazzola
Este trabajo habla sobre la vinculación del
Partido Socialista con la tradición liberal y de los cambios que se produjeron
en la forma en que se leyó al liberalismo desde el socialismo argentino
destacando principalmente las opiniones de sus principales figuras.
Juan B. Justo pensaba que el capital
extranjero había llevado adelante una obra civilizatoria en el país al
organizar la producción de acuerdo a las leyes capitalistas y al instalar las
instituciones del liberalismo democrático burgués como única organización
social adecuada para el desarrollo de la competencia. El predominio de la
producción capitalista era visto como algo positivo ya que conducía a la futura
sociedad comunista. Reconocía la importancia del liberalismo desde un punto de
vista económico, lo asociaba con el librecambio y con sus ideas monetarias.
Según él, gracias a las ideas liberales la burguesía había podido desplazar a
la nobleza. En lo que hace a la historia argentina la Revolución de Mayo es
explicada por el propósito de la burguesía de obtener autonomía económica. Para
Justo el liberalismo era la cosmovisión que acompañaba a los intereses de la
clase burguesa. Consideraba que los partidos debían ser orgánicos, es decir no
relacionados con ideas sino con fuerzas sociales.
Alejandro Korn expresó un cambio de
orientación en el PS pasando de una interpretación económica y social del
socialismo a una ética en la década de 1930. Korn consideraba que a las
motivaciones económicas para la independencia argentina debían agregársele el
desarrollo de las ideas, haciendo especial hincapié en la influencia de la
filosofía francesa del siglo XVIII. Alberdi había desarrollado un positivismo
autóctono al dedicar la actividad intelectual a los problemas que afectaban al
país. Este sería el credo filosófico que guiaría a las generaciones siguientes
desde Caseros en adelante. Justo le agregaría los problemas referidos a la
cuestión social.
Américo Ghioldi rescataría la tradición
liberal para contraponerla a la proliferación de los totalitarismos hacia fines
de la década del 30. Ghioldi atacaba a las doctrinas que exigían la entrega del
hombre al Estado por no formar parte de la tradición argentina sino provenir
del fascismo o del nazismo. La verdadera tradición nacional estaba dada por el
liberalismo histórico que nace en la revolución de mayo. Para él el golpe de
Estado de 1943 era la culminación de una crisis no solo económico-social sino
también política, moral y, sobre todo, ideal y educativa. Con estas
afirmaciones toma distancia del economicismo de Justo. Para él la libertad es
el valor más alto y lo que caracterizó a la revolución de mayo y a los
principales próceres de la patria entre quienes destaca a Moreno, Echeverría,
Alberdi y a Sarmiento como creador de la pedagogía social. Este último punto me
parece bastante discutible. En la historia argentina no parece primar el
respeto por la libertad individual por parte de los sucesivos gobernantes
(incluso alguno de los nombrados) sino todo lo contrario.
El
marxismo olvidado en la Argentina: Silvio Frondizi y Milcíades Peña – Horacio
Tarcus
Tarcus habla en el Capítulo II de este
libro de la evolución de las concepciones marxistas sobre América Latina desde
1920 a 1955. Parte del primer análisis de Lenin (El Imperialismo, fase superior
del capitalismo) que clasifica a los estados en coloniales, semicoloniales e
imperialistas. Los países semicoloniales para Lenin eran formas de transición
que tenderían a desaparecer. Sin embargo, la realidad demostró que estas formas
intermedias lejos de disminuir, crecían. La visión oficial del Partido
Comunista de esa época era que los países latinoamericanos eran sociedades
feudales en las que no estaban dadas las condiciones para un desarrollo
capitalista. Esta teoría era discutida por algunos pensadores del continente
tales como Carlos Mariátegui que resaltaban las distintas particularidades de
cada país.
En 1935 se produce un cambio en la política
de la URSS que busca un acercamiento a las potencias aliadas para combatir al
fascismo y a partir de ese momento el Partido Comunista oficial propugna la
conformación de frentes antifascistas dentro de cada país. Es en este marco es
que se empieza a rescatar a las “burguesías nacionales” atribuyéndoles
características antimonopolistas, industrialistas, democráticas y
antiimperialistas.
Trotski, en cambio, descartaba el carácter
feudal de las sociedades latinoamericanas en las que se producía un desarrollo
capitalista desigual y combinado. Ante
la penetración del capital imperialista en estos países se daba la convivencia
de formas arcaicas con formas modernas capitalistas de producción. Las
burguesías nacionales tenían una debilidad estructural que no hacía posible que
pudieran hacer una revolución agraria, democrática y nacional. Esto solo podía
ser llevado a cabo por una alianza obrero-campesina que impulsara una
revolución socialista. Si bien era posible que la burguesía local buscara una
alianza con el campesinado y proletariado el liderazgo de esta alianza siempre
tenía que estar a cargo del proletariado, que debía lograr que la lucha tuviera
carácter continental.
A continuación el autor describe las
distintas reacciones de la izquierda argentina ante el peronismo empezando por
el Partido Socialista que lo consideró un fascismo
criollo y siguiendo por el Partido Comunista con su estrategia, dictada
desde Moscú, de formar frentes antifascistas. Ambos fueron impulsores de la
Unidad Democrática que enfrentó a Perón en las elecciones de 1946.
El autor menciona como intelectual de
izquierda destacable a Silvio Frondizi, que en principio se opone a la alianza
antifascista y caracteriza al peronismo como un fenómeno social que captó el
estado de vacancia de las masas y se configuró como el único movimiento
revolucionario. Para él la izquierda había perdido la oportunidad de formar un
frente popular con el peronismo para barrer a la oligarquía. El capitalismo
había evolucionado desde la libre competencia al imperialismo pero ahora estaba
en una tercera etapa que era la de la integración mundial en la que se
eliminaba la diferencia entre el capital imperialista y el nacional. Por lo
tanto las izquierdas no debían confundirse con las burguesías nacionales en
nombre de la emancipación nacional. No era necesario pasar primero por la
revolución democrático burguesa antes de llegar a la revolución socialista.
Antonio Gallo sostiene que Argentina es una
semicolonia avanzada con un peso creciente de su industria en la que existe una
burguesía capitalista local entrelazada por lazos económicos y diplomáticos con
el imperialismo pero con sus propios intereses económicos, con el control de su
propio Estado, Ejército y sistema de
partidos políticos pero con una debilidad estructural, como indicaba Trotsky.
Esta burguesía no iba a realizar las tareas pendientes de la revolución
democrático burguesa y las tenía que hacer el proletariado que incluso debía
combatir contra esta burguesía.
Liborio Justo criticaría esta posición
diciendo que la lucha principal no era en primer término contra la burguesía
nacional sino contra el imperialismo, pero al mismo tiempo reconoce que también
había que luchar contra la burguesía local porque no se podía esperar que fuera
revolucionaria. La diferencia entre ambos intelectuales está dada por la
concepción que ambos tienen del estado de desarrollo del país. Para Gallo
existe una burguesía local con bastante poder y para Justo, Argentina es una
semicolonia donde las clases dominantes nativas (oligarquía ganadera y
burguesía comercial) son socios menores y parasitarios, incapaces de sostener
una acumulación capitalista centrada en el país.
Se menciona a José Boglich que aporta una
concepción novedosa del agro diciendo que su explotación es de carácter
capitalista, que la crisis agraria que sufre el país era de carácter
capitalista (de sobreproducción o de subconsumo). Hay un entrecruzamiento de
intereses entre el capital imperialista, la oligarquía y el capital local que
hacen imposible la aplicación de políticas autónomas de la burguesía nacional.
La única salida de esta situación era para él la revolución socialista. En el
agro no es posible una reforma agraria que implique la subdivisión de las
tierras ya que en Argentina la producción agraria se basa en el trabajo del
proletariado rural. Por lo tanto la única reforma viable es la implantación de
la producción socializada tanto en el campo como en la ciudad.
El resto del capítulo habla de las
distintas subdivisiones de los grupos trotskistas seguidores de Gallo y de
Justo. Los primeros forman la UOR, que ya consideraba a la Argentina como un
país capitalista sin revolución burguesa pendiente. Creían que el movimiento
que tomó el poder en 1943 trató de apoyar a la burguesía industrial buscando
una alianza con el proletariado. Los seguidores de Justo forman distintas
vertientes cada una con un “apoyo crítico” al peronismo emergente. Algunos de
estos grupos logran penetrar en la clase obrera. Se destaca en especial el
grupo de Nahuel Moreno (GOM) que combinaba el debate teórico-político con la
práctica militante y con una “proletarización” de sus miembros. Tenían un
concepto novedoso de Perón como un “agente inglés” defensor de los intereses
británicos en el país. En este grupo adquiere especial relevancia Milcíades
Peña.
Biografía
de los intelectuales más destacados
Juan
B. Justo (1865-1928): Nació en Los Cardales, pcia.
de Buenos Aires. Se recibió de médico en 1888 en la Universidad de Buenos
Aires. Luego de recibirse viajó a Europa donde se interiorizó de las ideas
socialistas. En 1889 formó parte de la Unión Cívica. En 1894 fundó el periódico La Vanguardia. En 1896 fundó el Partido
Socialista que presidió el resto de su vida. Tradujo El Capital de Carlos Marx. En 1905 fundó la Cooperativa El Hogar Obrero. En 1912 fue elegido diputado, cargo que ocupó hasta 1924, cuando
fue electo senador siempre por la Capital Federal. Presentó numerosos proyectos
de ley en materia social.
Alejandro
Korn (1860-1936): Nació en San Vicente, pcia. de
Buenos Aires. Estudió en el Colegio Nacional de Buenos Aires. Se graduó de
médico en 1882 en la Universidad de Buenos Aires. Integró la UCR desde su
fundación en 1891. En 1894 fue designado diputado provincial por la UCR.
Renunció en 1897 como señal de disconformidad ante actos de corrupción
realizados por correligionarios radicales. En 1903 fue consejero y vicerrector
de la Universidad de La Plata. Profesor titular de la cátedra Historia de la Filosofía. En 1917 fue elegido concejal de La Plata por
la UCR. En 1918 se desafilió de la UCR y adhirió a las ideas socialistas
escribiendo Socialismo ético. En ese
año, en el marco de la Reforma Universitaria, fue elegido por los estudiantes
como primer decano reformista de la Facultad de Filosofía y Letras de la
Universidad de Buenos Aires. En 1919 se hizo cargo de la Universidad de La
Plata. En 1931 se afilió al Partido Socialista. En 1934 fue elegido convencional
constituyente para reformar la Constitución de la Provincia de Buenos Aires
pero renunció en protesta al fraude realizado por el gobierno en esos
comicios.
Américo
Ghioldi (1899-1984): Nació en la ciudad de Buenos
Aires. Director del diario La Vanguardia en
1927. En 1931 fue elegido concejal de la ciudad de Buenos Aires y en 1938 y
1942 fue elegido diputado nacional. Fue periodista. En 1951 fue parte de un
grupo que buscaba instalar un gobierno cívico-militar con participación del
Ejército, Marina y Aeronáutica y con políticos como Miguel Angel Zavala Ortiz y Adolfo Vicchi. Al fracasar el golpe de
estado de 1951 el gobierno ordena su captura por lo que escapó a Uruguay en
donde obtuvo asilo político. Publicó una editorial en La Vanguardia en homenaje al bombardeo de Plaza de Mayo del 16 de
junio de 1955. El 20 de octubre de 1955 apoyó el golpe de Estado de la
Revolución Libertadora. En diciembre de 1955 fue reemplazado en la dirección de
La Vanguardia por Alicia Moreau de
Justo. Justificó el fusilamiento por parte del General Aramburu de los
responsables del levantamiento de Valle en junio de 1956. En 1957 fue
convencional constituyente para la Contrarreforma Constitucional de la
Constitución de 1949. En 1958 lidera al Partido Socialista Democrático, ala de
derecha, que se separa del Partido
Socialista. En 1963 fue elegido diputado nacional por la Capital Federal. En
1976 apoyó a la dictadura militar que derrocó al gobierno peronista y fue
designado embajador en Portugal.
Leon
Trotski (1879-1940): Nació en Ucrania, hijo de una
familia judía. Estudió Derecho en la Universidad de Odessa. Participó desde
joven en la oposición clandestina contra el régimen de los zares de Rusia. Fue
desterrado a Siberia pero huyó en 1902 y se unió en Londres a Lenin. Regresó a
Rusia para participar en la Revolución de 1905. Al fracasar la revolución, fue
deportado a Siberia y se escapó nuevamente en 1906. Se trasladó a Rusia cuando
estalló la revolución de febrero de 1917 que derrocó a Nicolás II. Fue elegido
presidente del Soviet en Petrogrado. Fue el principal responsable de la toma
del Palacio de Invierno por los bolcheviques que instauró el régimen comunista
en Rusia en octubre de 1917. Fue comisario de Asuntos Exteriores y negoció la
paz de Brest-Litovsk con los alemanes. Fue comisario de Guerra de 1918-1925 cargo
desde el cual organizó el Ejército Rojo con el que derrotó a los llamados
ejércitos blancos contrarrevolucionarios y a sus aliados occidentales. Era
partidario de la revolución permanente en todos los países del mundo. En 1929,
a instancias de Stalin, fue desterrado del país. Encabezó una corriente
comunista disidente agrupada en la llamada IV Internacional desde 1938. Fue
asesinado por orden de Stalin en 1940.
Silvio
Frondizi (1907-1974): Nació en Paso de los Libres,
Corrientes. Fue abogado, defensor de presos políticos y profesor universitario
de Filosofía, Ciencias Económicas, Ciencias Sociales (U.B.A.), Derecho y
Comunicaciones (Univ. La Plata). Fue fundador de Praxis y Movimiento de
Izquierda Revolucionaria. Era hermano del presidente Arturo Frondizi y del
filósofo Risieri Frondizi. Formó parte de la organización de la Universidad de
Tucumán. En 1943 la Universidad es intervenida. Frondizi renuncia al Consejo
Académico y dirige una encendida carta abierta a sus estudiantes. En 1946 es
separado de todos sus cargos docentes. Se traslada a Buenos Aires donde va a
desplegar su nueva práctica asumiéndose como intelectual socialista. Se relacionó con la Revolución Cubana y se
entrevistó en Cuba con el Che Guevara. Se vinculó con el Partido Revolucionario
de los Trabajadores (PRT) y defendió presos políticos. Fue asesinado por la
tripe A en 1974.
Liborio
Justo (1902-2003): Hijo
del militar argentino Agustín P. Justo, desde joven militó en el Partido Comunista Argentino. También era conocido con los pseudónimos de Quebracho y Lobodón
Garra. Durante una estadía en Estados Unidos, conoció a
los trotskistas y
al grupo de Oelher, a quienes adhirió durante buena
parte de su vida. Es el inspirador del GOR (Grupo Obrero Revolucionario), luego
LOR (Liga Obrera Revolucionaria). Editó el periódico La Internacional. En noviembre de 1936 publicó en la revista Claridad (de Buenos Aires) una Carta
Abierta donde renegaba del estalinismo,
acusándolo de antirrevolucionario. En la recepción de su padre al
presidente Franklin Delano Roosevelt (1882-1945), levantó su voz de protesta
al grito de «Abajo el imperialismo yanqui». Partidario de la IV Internacional, editaba un Boletín de Información que
hacía campaña por la unificación de los partidarios de la IV Internacional
en la Argentina. Desarrolló un importante trabajo teórico y práctico para poner
en pie, en la Argentina, una sección de la IV Internacional. Había
organizado una primera conferencia y un primer reagrupamiento el 7 de noviembre
de 1937. Más tarde terminaría alejándose del movimiento. Fue partidario de
una revolución marxista en Argentina.
José
Boglich (1886-1943): Nació en Vroska, isla de Hvar,
Croacia. Fue dirigente del ala izquierda del movimiento agrario argentino donde
tuvo un papel destacado durante “El grito de Alcorta”. Fue dirigente de la
Federación Agraria Argentina en Firmat. Influido por la Revolución Rusa es uno
de los organizadores del Partido Socialista Internacional en el sur de la
provincia de Santa Fe. En la década del 30 se acercó al Partido Socialista
Obrero y luego al trotskista Esteban Rey en el norte argentino, que intenta
hacer “entrismo” en el Partido Socialista. Muere el 10 de febrero de 1943 en un
confuso accidente.
Nahuel Moreno (1924-1987): Su verdadero
nombre era Hugo Bressano. Nació en América, pcia. de Buenos Aires en el seno de
una familia de clase alta. Ingresó al PORS (Partido Obrero de la Revolución
Socialista) efímera organización que intentó unificar al conjunto de las
tendencias del trotskismo argentino. Luego se incorporó al LOR de Liborio
Justo. Fue expulsado a los dos meses. En 1944 fundó el GOM (Grupo Obrero
Marxista) que buscó ligarse a la clase obrera interviniendo en varias huelgas.
Reclutó a miembros de la Juventud del Partido Socialista. En 1948 el GOM tomó
el nombre de POR (Partido Obrero Revolucionario). En 1953 el POR pasó a
integrar el PSRN (Partido Socialista de la Revolución Nacional) organización
perteneciente al movimiento peronista. La intención era hacer “entrismo” en el
peronismo. Primero se manifestó en contra de Fidel Castro en consonancia con la
posición de Perón para pasar a apoyarlo después. Junto con el FRIP (Frente
Revolucionario Indoamericano Popular) de Mario Roberto Santucho funda el PRT
(Partido Revolucionario de los Trabajadores). En 1967 se vuelven a separar
formando el PRT-La Verdad (Moreno) y el PRT-El Combatiente (Santucho). En 1972
funda el PST (Partido Socialista de los Trabajadores) partido centrista de
izquierda legal. Se exilió durante la
dictadura de Videla a la que calificó de “dictablanda” a pesar de que el PST
tuvo más de 100 militantes desaparecidos. Se opuso al boicot al Mundial de
1978. En 1982 fundó el MAS (Movimiento al Socialismo).
Milcíades Peña (1933-1965). Nació en la ciudad de La Plata. A los
13 años participa de las actividades de la Juventud Socialista de La Plata. En
1947 ingresa al GOM (Grupo Obrero Marxista) de Nahuel Moreno. Fue un historiador, político y
pensador argentino. Militante trotskista, se dedicó a los estudios históricos y publicó en distintas revistas,
entre ellas Revista de la Liberación y Fichas de Investigación Económica y
Social que fundó y dirigió entre 1964 y 1966. Fue militante trotskista desde su
adolescencia hasta su temprana muerte. Se convirtió en un referente de los
intelectuales marxistas. Polemizó con Abelardo Ramos con los revisionistas y
con la historiografía liberal. Crítico de la historiografía argentina
oficialista rechazaba la figura de Mitre, Sarmiento y Roca. En su investigación
de la Guerra del Paraguay, la caracteriza como un acto de servicio a los
intereses del imperio británico cometido por Mitre. La destrucción física del
pueblo paraguayo no merece, para Peña, el más mínimo perdón para los estrategas
de la Triple Alianza. y se distanció de esta organización cuando le exigió su
“proletarización”, en 1952. Encarcelado durante la dictadura de 1955, se
suicidó, a los 32 años, en 1965. Su
hijo Milcíades Peña es un dirigente peronista, legislador de la Ciudad de
Buenos Aires.
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